23 de agosto de 2014

No llegó la sangre al río

Rescatamos una de las últimas jugadas del partido que disputaron la selección española y la ucraniana el pasado jueves en el Olímpic. A falta de tan solo 27 segundos para el final, el local Pau Gasol (4) y el visitante Aleksandr Lypovyy (9) se enzarzan en una interacción física, lo que el reglamento denomina técnicamente un enfrentamiento. Los árbitros deciden resolver el conflicto por la vía diplomática: aquí paz y en el cielo gloria (1h 38' 30"):


La acción nos sirve como excusa para explicar qué ocurriría en este tipo de situaciones si se aplicara la norma a rajatabla. El resultado sería el siguiente: que, independientemente de la decisión que se tome con respecto a los protagonistas de la tangana, se debería descalificar automáticamente a todos los jugadores de banquillo que entraran en el terreno de juego en ese momento (aunque lo hicieran con la mejor de sus intenciones):


El reglamento es más permisivo con los entrenadores y ayudantes de entrenador (en este capítulo no están incluidos los delegados, preparadores físicos, médicos, traductores). Tanto los unos (entrenadores) como los otros (ayudantes) pueden introducirse en el campo, pero con la condición de que lo hagan con un espíritu colaborativo. Si su actitud fuese la opuesta (no es el caso que nos ocupa), se aplicaría el peor de los castigos: la falta descalificante.


En la liga más profesionalizada del mundo no se descuidan esta clase de detalles. Los jugadores de la NBA son plenamente conscientes de las duras consecuencias que podría acarrearles la infracción de esta norma. En el siguiente video, los sustitutos de los Miami Heat (ataviados con una equipación rojo vino) se aproximan a la línea lateral del campo, aunque en ningún momento la rebasan; como si de un precipicio se tratara:


Y si fallara la capacidad de autocontrol de algún jugador, no habría ningún problema, porque en este tipo de situaciones está más que prevista la intervención de los integrantes del staff técnico. En los Indiana Pacers, esta dura misión se la encomiendan al hombre de la planilla y al tipo de la pizarra (hemos presenciado cordones policiales menos eficientes). Tampoco tiene demérito la actuación del colegiado Nº8 ante la amenazante presencia de Chris Andersen:



MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org