14 de octubre de 2013

Copa EBA: final round

Apuntes del Pas Piélagos 81-63 CD Estela

Vuelco jerárquico:  Por primera ocasión en sus seis temporadas de coincidencia en la Liga EBA, el Pas Piélagos ha armado un conjunto claramente superior al de su compatriota cántabro (al menos, de momento). Seguramente por ese motivo y por la colosal diferencia adquirida la semana pasada (+27), los pasistas perdieron la tensión en el tramo medio de la segunda mitad (63-59). Apenas un par de robos de Quique Rivas bastaron para tumbar la encomiable resistencia de los capitalinos, aunque seguramente no debieron permitirles llegar a esa situación. Más allá de situaciones puntuales, el doble emparejamiento con el CD Estela no da motivos para el pesimismo, pero la ausencia de enfrentamientos directos con los equipos del mismo grupo invita a la prudencia. Poco más se puede decir tras un partido intrascendente, aburrido y de casi dos horas de duración.


Falta de mimbres:  Como cada año apor estas alturas, surgen un mar de dudas acerca del nivel deportivo del CD Estela. Los dirigentes capitalinos acostumbran a reservar parte de su munición fichadora para los días previos (y posteriores) al inicio liguero. ¿Volverá a suceder lo mismo en esta ocasión? De lo que no cabe ninguna duda es de que el equipo precisa un hombre determinante en su juego interior. Este domingo, la dupla formada por Unai Bereziartua y Oliver Salazar abandonó la cancha prematuramente con cinco faltas personales y la ausencia del reconvertido Borja Anillo aumentó la sensación de horfandad por dentro. Mientras Jorge Terán cumplía con una inhabitual función de cuatro, los santanderinos desaprovechaban centímetros con Carlos Iradier atado a la línea de 6'75. Debutó un voluntarioso (aunque desacertado) Alberto Miguel, en la misma línea discreta que sus compañeros.

Los diablos rojos:  Javi Carral, Sergio García y Borja Anillo por el bando visitante y Quique Rivas, Juan Arnaiz y Ángel Abascal por el bando local; a esos seis nombres habría que añadir los de Jorge Barquín, Jorge Gajate y Kenay Núñez, jugadores pielaguistas hasta la temporada pasada. Los nueve tienen en común una localidad de siete letras: Solares. Efectivamente, no puede ser casualidad que una cuarta parte de los protagonistas del choque (como es natural, cada uno con su cuota diferenciada de participación) provengan del mismo lugar. Existe un modelo que parece que funciona y curiosamente lo hace a partir de un acto de generosidad: el éxito no radica tanto en el beneficio o rendimiento que obtiene el propio club (que también) como en su capacidad para exportar cualificado material humano. Fotografía | David Cuesta para el Pas Piélagos


MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org