Sorpresas iniciales: Al entrenador del CD Estela le gusta jugar con los quintetos: no ha repetido ninguno en sus seis compromisos al frente del equipo y Juampe García ha sido el sacrificado en la tarde del sábado. En el caso del Pas Piélagos, su técnico ha prescindido por primera vez en toda la temporada de sus bases específicos y David García Peña ha tomado las riendas de la situación. Para los primeros no deja de ser un asunto anecdótico, porque el reparto de los minutos no varía demasiado (33 del palentino); para los segundos se trata de un síntoma revelador, porque manifiesta las dudas que se ciernen sobre los directores de orquesta del cuadro renedano. Con Peña al mando, los pasistas ganan en capacidad para pasar (cinco asistencias), pero también en inseguridad con el balón (seis pérdidas). Son los riesgos del riesgo; tan cierto como que quien no arriesga no gana.
Cambio de chip: Por encima de cuestiones técnicas o tácticas, hay algo que ha cambiado en el CD Estela en las últimas semanas: su fragilidad mental. El partido no ha sido tan distinto de los que han protagonizado los capitalinos en la primera vuelta: dominio inicial, reacción visitante y derrota fruto de una gestión deficiente de los últimos minutos. En esta ocasión, los santanderinos han sabido sobreponerse a una situación enormemente adversa (69-75), han anotado los tiros libres capitales y no han desfallecido por culpa de la ansiedad. Y en este nuevo escenario de navegación por aguas tranquilas es donde el CD Estela puede recuperar a jugadores como Álvaro Teja, autor de nueve puntos en sus escasos trece minutos de juego, con dos triples laterales marca de la casa. Es la luz al final del túnel. El siguiente paso para Alberto Sáez y los suyos es aspirar a la contundencia.
La miel en los labios: 35 minutos a remolque en el marcador no desesperaron a los pielaguistas, que sin embargo malograron los comentados seis puntos en el tramo final. Su rendimiento defensivo sigue sin ser satisfactorio y cuando lo es no hace sangre: frente al Zornotza Saskibaloi no sacó tajada a los cinco minutos que mantuvo a su rival sin anotar y el pasado sábado sus mejores acciones defensivas en la segunda mitad se disiparon como consecuencia de un puñado de rebotes ofensivos. Parciales de +7, +8 o +9 en momentos como esos les permitirían tomar una buena bocanada de aire. Esta vez la fortuna no les sonrió en los instantes finales, cuando la canasta repelió el lanzamiento triple que pudo enviar el derbi a la prórroga (83-80). Quinta derrota consecutiva para los pasistas a domicilio, que tendrán que seguir peleando por la permanencia. Fotografía | Pablo Lanza para el CD Estela
MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org
