11 de febrero de 2013

Duros de pelar

Apuntes del Pas Piélagos 73-70 Zornotza Saskibaloi

Problema endémico:  Los terribles problemas defensivos que han caracterizado al Pas Piélagos en la primera vuelta del campeonato (recibe casi cien puntos más que el segundo) se pusieron de manifiesto en la primera mitad del compromiso, y especialmente en sus ingentes dificultades para contener el uno contra uno. Ni tan siquiera la vigilancia especial que Ángel Abascal había diseñado para detener a Toni Lorenzo parecía dar sus frutos. El Pas Piélagos, con Jorge León maniatado por permanentes y estudiados dos contra unos, se sostuvo en el choque gracias a su demoledor acierto desde la línea de 6'75 metros. Los 13 minutos que se mantuvieron los zornotzarras sin cometer falta ninguna transmitían bien a las claras la comodidad con la que manejaban el partido; una sensación seguramente engañosa, porque sus diferencias nunca superaron la decena de puntos.

Transmutación:  Como la hermana Mary Eunice en la segunda entrega de la aclamada American Horror Story, en el tercer periodo el Pas Piélagos se despojó de la piel de cordero para enfundarse en la dermis de un lobo voraz. Nunca en las tres temporadas precedentes habíamos visto a la escuadra pielaguista emplearse defensivamente con la dureza (que no violencia) de este domingo. En ese sentido, los jugadores más experimentados exploraron el límite entre el contacto punible y no punible (o dicho de otra forma, condujeron a 119-121 km/h por una carretera de 120). Los zornotzarras no mostraron la misma capacidad de adaptación al arbitraje que los pasistas y su jugador franquicia, Ibon Carreto, factor desequilibrante durante muchos minutos, se salió en la curva de la irascibilidad. Con una habilidad extraordinaria, los locales habían llevado el partido a su terreno.


Zarpazo postrero:  Las buenas sensaciones defensivas chocaron frontalmente con el embotellamiento en la vanguardia. Con ventaja en el marcador (56-54), el motor ofensivo del Pas Piélagos se gripó durante más de cinco minutos en la recta final del encuentro. Y justo cuando parecía que se repetía la historia del Natra Oñati (nadar para morir en la orilla, 56-62), emergió la figura jordaniana de David García Peña que, con dos triples más limpios que la ropa del anuncio, terminó por voltear el electrónico en unos apoteósicos segundos finales. La gestión ejemplar de los pasistas contrastó con la previsibilidad del cuadro visitante, que en el momento cumbre del encuentro vivió única y exclusivamente de los bloqueos directos al ex-estelista Toni Lorenzo. Victoria merecida por esfuerzo, trabajo y tesón, necesaria, gratificante y estimulante. La meta está más cerca. Fotografía | David Cuesta


MARIO TAMAYO CASTAÑEDA | www.algosemueve.org